YA NO ME PONGAS EN UNA CRUZ
YA NO ME PONGAS EN UNA CRUZ
Grita el maestro Jesús y los oídos necios siguen celebrando un calvario.
CRISTO es un estado de conciencia, y este estado de conciencia lo podemos alcanzar todos.
Jesús alcanzó este supremo conocimiento del Ser (conciencia crística) y dedicó su vida a su servicio.
Dedicó su vida, no su muerte, a la enseñanza de este génesis.
El maestro Jesús enseñó que en cada uno, es decir, en nuestro interior, se encuentra todo el conocimiento del Padre.
Y lo hizo entender en sus palabras más púbicas: YO SOY el camino, la verdad y la vida; refiriéndose al verbo divino YO SOY= Dios en mi es. O lo que es lo mismo: Dios en el interior.
Y esta enseñanza no solo la ha transmitido Jesús, sino muchos filósofos y libre pensadores que han dejado huella a través de la historia.
Como ejemplo, entre muchos otros, esta el aforismo escrito en el oráculo de Delfos: «En ti se halla oculto el tesoro, de los tesoros.
Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses».
Pensar que el maestro Jesús murió por nosotros es arcaico, es una manera cruda de responsabilizarlo de nuestros errores e ignorancia, al aseverar que murió por nuestros «pecados» de los cuales cada uno tiene que hacerse cargo asumiendo la «causa y efecto», una de las más grandes Leyes Universales que nos rigen.
Es seguir poniendo en las manos del clero (y otras religiones) la responsabilidad de redimirnos, y evitar encontrar la divinidad dentro de nosotros mismos.
Por ende, es continuar crucificando al maestro cada viernes «santo».
Y la cruz, la cruz es simplemente un símbolo de la experiencia humana, de la muerte figurativa que soportamos cuando abandonamos el ego, para entonces resucitar (volver a nacer) y despertar a nuestro verdadero Ser: el Dios interior.
ALTA CONSCIENCIA