TU DOLOR TIENE VOZ
TU DOLOR TIENE VOZ
A veces creo que la vida nos enseña a guardar piedras en los bolsillos.
No las vemos, pero están ahí: palabras no dichas, enojos tragados, lágrimas postergadas.
¿Te has fijado cómo a veces sonríes por fuera, pero por dentro llevas un nudo en la garganta?
Como cuando vas al trabajo, saludas y todo parece normal… pero tu estómago aprieta, el pecho duele. Nadie lo nota, pero tú sí.
Es curioso: nos enseñaron a decir “todo bien”, a no hacer olas.
A callar para no incomodar, para que no te vean “débil”, para no romper la paz… pero ¿de qué sirve una paz que te rompe por dentro?
Piensa un momento:
¿Cuántas veces has dormido con un enojo sin nombre y al día siguiente te duele la cabeza, o sientes que el cuerpo pesa el doble?
¿Cuántas veces has sentido ese llanto en la ducha, ese grito mudo cuando te quedas solo en el auto?
¿O ese “no pasa nada” que repites, mientras por dentro todo duele?
Las palabras no dichas son como plantas en la sombra: buscan la luz, se tuercen, crecen donde pueden… y si no encuentran salida, se pudren dentro.
No estamos diseñados para tragarnos la vida.
Estamos hechos para sentir, para expresar, para ser escuchados.
Pero el miedo… el miedo a molestar, a ser juzgado, a no encajar… nos va encerrando en un silencio que enferma.
Imagina una casa cerrada, sin ventanas abiertas.
Al principio, nada parece extraño. Pero con el tiempo, el aire se enrarece, el ambiente pesa, y hasta respirar cuesta trabajo.
Eso pasa cuando callamos lo esencial: la vida se vuelve pesada, irrespirable.
No te estoy diciendo que hables por hablar.
Te invito a preguntarte:
¿Qué palabra no dicha te pesa hoy?
¿Qué verdad pequeña, si pudieras soltarla, te daría un poco de alivio?
Hablar no siempre es fácil, ni seguro, ni cómodo.
Pero es necesario.
No tienes que hacerlo todo hoy, ni hacerlo perfecto.
Solo empieza por un paso: escribirlo, compartirlo con alguien de confianza, buscar un espacio seguro.
En Espacio Holístico, creemos en la magia de nombrar, de sacar lo que pesa, de abrir ventanas interiores para que entre la luz.
Aquí, tu dolor tiene voz, tus historias tienen espacio, y tus emociones son bienvenidas.
No es casualidad que lo que se queda adentro termine enfermando.
Sanar empieza por atreverse a decir, aunque sea en voz bajita, aunque tiemble todo por dentro.
Hoy te pregunto:
¿Qué pasaría si soltaras una piedra?
¿Qué podrías hacer con ese espacio libre?
Si quieres, aquí estamos.
Para escuchar, para acompañar, para sanar.
Cuando estés listo, Espacio Holístico te espera.