SANANDO LA RELACIÓN CON MI PADRE
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SANANDO LA RELACIÓN CON MI PADRE

SANANDO LA RELACIÓN CON MI PADRE

Es la relación con el padre la que determina cuán exitosas o no serán en sus relaciones con los hombres.
Un padre es muy importante en la vida de todas las mujeres.

La energía del padre genera fuerza, confianza, manejo de límites, poder personal… y es un punto clave, pues determina cómo tener una relación de amor con un hombre.

La hija buscará siempre un hombre que reúna las cualidades de papá.

Para las mujeres que tienen o han tenido experiencias paternas negativas, una reconciliación espiritual trae mucha paz y una sensación de protección. Liberarnos de lo malo de papá, actúa como factor estabilizante, que es lo propio que le daría el padre: estabilidad, seguridad, fuerza, respaldo y mucho amor.

Una relación de abandono emocional con el padre en la primera infancia o en la pubertad puede provocar que mujeres exitosas en diversas áreas tengan vidas desastrosas en relación con el amor, pareja y todo lo concerniente a lo emocional.

Cuando el padre siempre está ausente físicamente: genera hijas necesitadas de pareja.

Viven con un miedo terrible al abandono.

Se buscarán relaciones dependientes, donde nunca será suficiente el amor ni la atención de la otra persona.

Todo eso aumenta la herida.

Ellas se buscarán un hombre poco comprometido.

Para sanar es importante trabajar el desapego.

El padre violento: crea mujeres sometidas y víctimas de agresión. Suelen ser conflictivas y poco responsables con su seguridad personal.

Si hay algo que reparar no perdamos tiempo y hagámoslo. Reconcíliate con la figura paterna y sé agradecida simplemente porque te dio la vida.

Es necesario sanar la herida paterna. Y lo podemos hacer desde el poder la intención de la palabra en la escritura de una carta. Puedes escribir esta carta las veces que consideres necesario.

RITUAL PARA SANAR LA RELACIÓN CON MI PADRE:

Para el ritual prenderás con cerillo de madera una vela morada o blanca y también un incienso de sándalo.

Escribirás la carta con tu puño y letra y después, la leerás en voz alta la carta.

Al terminar deberás colocar tus manos en el pecho en el chakra del corazón, cerrando los ojos, comenzarás a respirar profundamente, suavemente, si deseas llorar deberás hacerlo sin limitarte, debes sacar todas esas emociones y memorias de dolor a través del llanto liberador.

Cada lágrima es un recuerdo que estás sanando y liberando.
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CARTA PARA SANAR LA RELACIÓN CON MI PADRE:

Yo____________________ (escribe tu nombre y apellidos completos) en este acto de puño y letra decreto que aquí y ahora yo honro mi linaje masculino y te honro a ti, papá. Gracias por el maravilloso regalo de la vida.

Desde antes de nacer tú cocreaste con Dios padre celestial un cordón de luz y amor de tu corazón a mi corazón, para unirte conmigo.

Gracias, papá, y que Dios te bendiga. Yo coloco luz y amor a toda memoria de dolor, memorias de miedos, memorias de tristeza, de enojo y su consecuente karma en nuestras vidas. Sé que me he convertido en quien hoy soy gracias a tus aportes, buenos y malos.

Todo lo que necesite corregir y mejorar es ya labor mía, asumo la responsabilidad de sanar.

Me acepto y te acepto, y sé que haré lo mejor de lo mejor con mi vida.

Aquí y ahora te respeto, te reconozco, te acepto y te amo incondicionalmente porque de ti he aprendido cómo protegerme, proveerme y cuidarme.

Gracias por tu energía, papá.

Yo soy responsable de lo que yo acepté e integré en mí como verdadero.

Papá, reconozco que has cumplido tu labor de la mejor manera posible de acuerdo con tus propios recursos y dando cumplimiento al contrato de alma que ambos acordamos.

Me libero y te libero de cualquier sufrimiento o memoria de dolor herencia de nuestros ancestros.

Papá, agradezco todas las lecciones de vida.

Padre, tu mirada me ha enseñado a ser mirada y reconocida por los hombres que amo y he amado. Padre mío, tu amor es el que me ha mostrado cómo merezco ser amada.

Yo asumo mi proceso y la responsabilidad de sanar con los otros hombres, de todo lo que haya quedado pendiente contigo.

Y, si hubo algunas carencias, sé que fui yo quien te eligió así para, precisamente, aprender muchas lecciones de esa experiencia.

Papá, gracias por la confianza para mostrar mi fuerza.

Así es.

Es una certeza.

Gracias, Gracias, Gracias.

Así es, hecho está.
Amén.