Me abro a sanar mi relación con la abundancia, con el sagrado femenino, con la madre que habita en mí, con mi propia madre y mi linaje.

Me doy todo aquello que siento que no me dieron.

Me permito recibir como merecedora de amor que soy.
Me permito limpiar y sanar todas mis heridas.
Me abro a recibir, como se abre Venus, hija sagrada del cielo y del mar.

Me abro como una flor a ser polinizada por la vida.
Me abro a fluir como el agua que corre todo el tiempo, aún cuando parece que se estanca está pulsando movimiento, como en la naturaleza me abro a la circulación que no cesa.
Me abro a ver todas mis relaciones desde la confianza y el desapego.
Me abro a la vida en todo su esplendor.

A recibir y vibrar más vida.
Me abro a soltar aquello que ya no fluye y verme como un ser vibrante y en proceso de mutación constante.

Aquello que era ayer ya no lo soy hoy.

Abro lentamente cada uno de mis pétalos y recibo los rayos del sol. La luz del sol padre me ilumina, me permite florecer.

Mis raíces en la madre Tierra me permiten construir mi realidad enraizada, confiada, hermosa, brillante, perfecta en cada suspiro.
Si necesito apoyo lo pido, confío en que el universo me sostiene, en que mis hermanas me sostienen.

Confío en cada paso que doy, si miro hacia atrás este camino es muy largo.
Honro mi proceso y mi tiempo orgánico y natural, honro mi sombra que hoy es abono de mi crecimiento, honro mi barro.
Voy a mi tiempo que es sagrado.

Respiro la luz que soy, que somos, que sos.
Respiro, estoy aquí, viva y radiante, irradiando mi luz.

Créditos a quien corresponda