El súper poder de calmar la rabia y el enojo
El súper poder de calmar la rabia y el enojo.
Lidia acababa de finalizar una entrevista y telefoneó a casa.
“Hola, soy…”, no pudo terminar la frase. Eneko había descolgado el teléfono y gritaba: “¡mamá, mamá! ¡No sabes lo que me ha ocurrido!, ¡Algo terrible!”.
“¿Algo terrible?” dijo Lidia.
“Si mamá, algo muy terrible. Estaba jugando en el parque con Asier, con mis coches favoritos, y Asier ha lanzado mis coches a una papelera, y ha comenzado a llamarme tonto, retonto. Yo no soy tonto”.
“Claro que no, cariño, no eres tonto y debías sentirte muy enfadado y disgustado”.
“Sí, mamá estaba tan enfadado como un Tiranosaurio Rex. La abuela me decía que no me preocupara, porque ella podía coger los coches de la papelera, pero yo seguía muy, muy, enfadado. Me dolían los puños y la tripa.
Y entonces me he ido debajo del sauce y me he imaginado que estabas a mi lado, conectada a mi corazón como siempre me dices. Y yo sentía tu corazón y tú me decías que tenía todo el derecho a estar enfadado. Y mientras te imaginaba a mi lado, y escuchaba tu voz, me he calmado, como me calmo cuando estoy junto a ti. Ha llegado la abuela, con los coches en la mano, y me he sentido muy contento.
La abuela me ha besado y nos hemos ido a casa”.
“Eneko, cariño, lo que has sido capaz de hacer es muy, muy, importante. ¡Has conseguido un superpoder! El superpoder de calmar tu rabia y tu enfado, tú solo”.
“¿Tengo ese superpoder?”, preguntó Eneko. “Por supuesto”, contestó Lidia.
“Hoy has hecho uso de ese superpoder”.
“¡Abuela, abuela, tengo un superpoder!”, ¡gritó Eneko! “Y ¿cómo ha conseguido mi nieto ese superpoder?”, preguntó la abuela.
“No sé… bueno, si sé. Me lo ha regalado mamá”, respondió Eneko. “¡Mamá, mamá! Muchas gracias por ese superpoder”.
Fragmento del libro Mírame, Siénteme.
Ilustración de Anesha Haresh