Sanar
Sanar
Sanar heridas no es solamente
ir a terapias, hacerse reiki,
ponerse cristales
o abrirse registros akáshicos.
No es solamente leerse el Tarot,
tomar flores de Bach y
pendulearse con péndulo hebreo.
Sanar no es solamente armonizarse.
Sanar es hacerse cargo y eso
no es para cualquiera,
eso es para valientes y corajudos
que se animan a adentrarse
en el alma y seguir su guía
y dirección.
Sanar es profundo e intenso.
Conlleva mucha energía
y mucho tiempo.
Tanto tiempo,
tanta paciencia…
tanto nos hemos desoído!!
Batallar un ego que se resistirá
a los cambios que broten
del alma es también sanar.
Sanar es sangrar, supurar,
doler y al fin perdonar,
perdonarse, soltar,
liberar y seguir adelante.
Sanar es pasar por sucesivos
estados de enojo, de tristeza,
depresión, llanto, negación,
de necesidad de soledad y silencio…
Sanar es adentrarse en las sombras, enfrentar y trascender los miedos,
ver la luz al final de la noche.
Sanar es, a pesar de todo,
maravilloso porque es liberador
y libertador.
Reiki, cristales, akáshicos, Bach,
terapia todas son herramientas,
instrumentos que pueden apoyarnos
y guiarnos en ese proceso,
pero el canal de sanación
somos cada uno y
cada una de nosotras.
La sanación es el amor que
ponemos en cada proceso
del transitar esta loca, loca vida!
Despertar nuestra consciencia,
aceptar nuestras experiencias,
dejar de juzgar y de juzgarnos,
dejar de poner y ponernos etiquetas,
dejar de compararnos y finalmente
aceptarnos y amarnos
tal como somos.
No es fácil,
pero vale cada minuto
que invertimos en ello.
Bendiciones Sanadoras.
Nora Mingorance.