Tuve que vivir todas las etapas
TUVE QUE VIVIR TODAS LAS ETAPAS
Tuve que sufrir, tuve que llorar, y pasar por la amarga puerta de la negación…
El ¿Por qué a mi?
El ¡No es verdad!
Todo esto es una errónea pesadilla.
Un espejismo de mi imaginación. Hasta que entendí que el jamás regresaría.
Tuve que pasar y vivir la ira, el gritarle porqué me dejó sola.
Una y mil preguntas y reclamos a Dios del por qué se lo llevó, ¿Por qué me lo quitaste?
Si eres un Ser de amor.
¿Por que me castigas así?
¿Qué pecado cometí para pagar de esta manera? Hasta que entendí que nada ganaba con mis reclamos, eso no cambiaría lo sucedido, el jamás regresaría.
Tuve que vivir de una negociación,
a pedir perdón y pedir ayuda para sanar mi corazón, ese dolor tan profundo que traspasaba mi cuerpo y mis huesos.
Ya que el no regresaría, le pedí que por lo menos me dejara visitarlo en mis sueños.
Poderlo abrazar de nuevo, gritarle cuanto lo amaba.
Ahora que ya no estaba físicamente aquí conmigo.
Tuve que pasar por la maldita depresión, esa desesperación de tener que seguir pegada a este mundo sin ninguna razón por la cual seguir viviendo.
¡Ese eterno vacío que no se llenaba con nada!
Ese sol radiante que no calentaba ni alumbraba mi vida, si no que cada día se volvía mas gris.
Vivía en ese pozo obscuro que no tenía fin, hasta que entendí que solo yo podía ayudarme a salir de aquel abismo en el cual yo me había hundido.
En ese momento empecé a luchar para salir a la superficie.
Tuve que sufrir, llorar, sentir y vivir cada una de las etapas del duelo para poder entender y aprender que jamás estuve sola.
Que el siempre estuvo aquí, que día a día me mandaba sus señales, sus manifestaciones para que me diera cuenta que el seguía a mi lado.
No como yo quería pero al fin y al cabo seguía vivo, con una nueva esencia espiritual de luz divina, ahí empezó mi aprendizaje, en sentirlo no con mis manos si no con el corazón.
A no verlo con los ojos si no con la sensibilidad de mis sentidos.
Ahora puedo sentir su hermosa presencia.
Aprendí a no tenerle miedo a la muerte ya que en un día futuro volveremos a estar juntos de nuevo.
Hoy se que no estoy sola y jamás lo estaré ya que el me acompaña en cada paso de mi vida.
Hoy he vuelto a sonreír, he vuelto a ser feliz gracias a él he logrado resurgir de las cenizas.
He vuelto a brillar con esa luz radiante que el me transmite para seguir día a día en su nueva esencia viendo su amor en todo ser viviente, honrando su hermosa vida que aún existe en mi y en todos aquellos que te quieren.